Grasse, la capital mundial del perfume

Néstor, los espero a las nueve y cuarto en punto, en la parada que esta a lado de mi casa. ¿Escuchaste? He dicho EN PUNTO, todavía tenemos que caminar hasta la “Promenade” y el bus pasa a las 9h45!

-Ashhhh, está bien, pondré el despertador… total siempre llego temprano…

Domingo. Como era de esperarse Néstor y las chicas llegaron tardísimo. Bajamos corriendo por el Boulevard François Grosso y al llegar a la parada “Promenade-Gambetta”, la sorpresa fatal: el semi maratón internacional de Niza se llevaba a cabo en la arteria principal de la ciudad, por lo tanto todos los autos y buses tenían que desviarse. El retraso y el tiempo que nos tomó encontrar la ruta alternativa de bus 500, fue suficiente para perder el bus de las 9h45, ¡ni modo! El próximo pasaría hasta las 11h20.

Para pasar el tiempo, decidimos disfrutar del semi maratón mientras tomábamos un café en uno de los bares de la “Promenade”, hablando y admirando el esfuerzo de los corredores, el tiempo se pasó volando. Esta vez llegamos 20 minutos antes de que pasara el tan ansiado bus número 500 dirección de Grasse.

Pasamos por Saint-Laurent-du-Var, Cagnes, Antibes… y una hora más tarde, llegamos a Grasse. A mis amigos y a mí, nos entusiasmaba visitar esta ciudad por todo lo que habíamos escuchado de ella: la calidad de sus perfumes, la multitud de flores y por supuesto la historia del libro de Patrick Süskind.

Para empezar bien la visita, hicimos una parada en una panadería, exacto era poco más de medio día y ya teníamos un hambre voraz. Luego dimos vueltas por la ciudad, oliendo jabones perfumados, saquitos de lavanda, tomando fotos de la catedral y disfrutando de la vista paronímica… Luego decidimos entrar a la perfumería Fragonar, la cual lleva el nombre de uno de los pintores franceses más importantes del siglo XVIII: Jean-Honoré Fragonard.

Aprovechamos que las visitas guiadas eran gratuitas para conocer más de las flores que crecen en la región, de los métodos de extracción de esencias y de paso visitar la fábrica de la perfumería. La visita culminó con los mostradores de la perfumería. Luego de una larga sesión olfativa, todo mundo sucumbió a las delicias de “Belle chérie” y salimos comprando el perfume, un “eau de toilette”, jabones perfumados, un gel de ducha, cremas y aceites para el cuidado de la piel.

Luego de una última visita de la ciudad, regresamos a la estación de buses para regresar a Niza. Esta vez no perdimos el bus. En fin, fue un domingo genial con la mejor compañía que pude esperar.

Oceane©